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E-ejército

Categoría: 2008

Argumento

E- Ejército es una revisión poética de la relación de una de las instituciones fundamentales en nuestra historia y la ciudadanía que ha sido testigo a lo largo del desarrollo de nuestra república de cómo este ejército ha participado y modificado grandes hitos de esta historia, desde los conceptos del heroísmo, del crimen, de la doctrina y del poder. (Fuente)

La obra de Víctor Montero presenta soldados en cuatro situaciones: guerra del Pacífico, golpe militar del 73, volcán Antuco y vida en el regimiento. (Fuente)

 

 

Director Montero, Víctor
Compañía Teatro Versión Oficial
Teatro Matucana 100
Manchas temáticas La posibilidad de futuro , Crisis de la autoridad y corrupción del poder , Identidades al margen
Procedimientos de escritura Discontinua, Narratividad conversacional, Diálogo conversacional, Ficción cerrada, Referencial
Autor de la ficha Coca Duarte

1. Identidades al margen

Cita 1

López-Canto

Noooo, ahí vienen, Duarte, los oigo, los huelo, huelen hediondo, a, a, a, a pobre… cholos cochinos…

 

Duarte

Y como olemos nosotros, López-Canto? Somos… casi iguales…

 

López-Canto

Huelen a muerte, perro. A sangre podrida, chileno. Mira esa punta, mírala. Ahí está tu madre, tu familia, tu mujercita virgen. Mira pal desierto, macho. Ahí está el enemigo, el negro hediondo a mierda. Pa allá y pa allá está podrido, sin ley, ladrones, nos quieren robar y violar a las mujeres. Si somos iguales entonces arranca que te voy a meter bala porque voh soi malo, arranca porque voh soi cholo hijo de puta, arranca porque voh soi indio y esta tierra es Chile, es mi casa. Tengo en la cara la bandera cholo de mierda, mírame que te quemo. Corvo!!!!!!!!!! Carguen corvooooooooo!!!!!!

 

Cae.

 

Duarte

Cállate, tonto… Tranquilo, hermano…

 

López-Canto

Yo no soy tu hermano, indio cochino. Voh te vai de mis tierras, no te quiero ver en las plazas y tu cara fuera de los morros. Yo no soy su hermano, Duarte, no somos nada de ellos… Mira… están entrando en la ciudad, son cientos, arranquemos, no, me quedo, deja ir a la pelea, deja mostrarles los dientes a estos peucos… No hay norte para ustedes!!!! No habrá mar para ustedes!!!! Tengo las manos manchadas, Duarte. Lávamelas por favor, que viene mi capitán, que no me las vea manchadas con mi sangre, que vea mi corvo brillante en venganza…

Cita 2

Duarte

Veo a lo que llaman patria blanca y tranquila, veo el pasto verde de la primavera donde comen las potrancas esas. Veo al norte que sigue lleno de sangre. Veo a Iquique llorando sangre. Veo una escuela gritando completa y a mi general arriba del caballo dando la orden, bajando el sable y disparando los soldaditos y matando a sus propios primos, hijitos, tíos tirados allí, pero el que mandó no era de uniforme, por qué le hicieron caso, si ellos no son enemigos, si tienen la misma bandera en sus casas, si amanece en sus techos el mismo sol que sale en el alcázar, mierda, mierdas. Veo gentes sin ropa en el sur con frio, arrancando indios les gritan, y a la orden del coronel les disparan también, los cazan, para qué, para tener más patria que defender, para tener más excusa para matar al otro, solo al otro por ser el otro, esperando a que tu o tu sean el otro y yo con mi bayoneta o aquel con la suya te den justo en el corazón solo porque se lo ordenaron, solo porque alguien grita y grita y grita. Si somos todos iguales. Veo gente arrancando por la ciudad, arrancando de maquinas de guerra más grandes, de pájaros de fuego que le disparan a su propia casa, que puntería, se ríen y se felicitan, tratando de matar la perra, al mando de mi general que también grita harto, y vocifera y amenaza, traiciona y le ruega a la virgen, a dios para que lo ayuden. Y les apuntan a sus hermanos, a la frente, y los pisotean, por años, si ya ganaron, ganaron solo por tener la fuerza y su caballo y su cóndor en el escudo. Y todo el poder del vencedor sin enemigo, borracho de sangre del otro, que pareciera que si no estuviera es mejor, que ojalá que desapareciera, que la patria es solo para los patriotas y los que aplauden de pie los desfiles y se arrullan con el sonido de las botas. Y veo, mamá, al patipelao también, con frio, metido allá en medio da la cordillera roja, siguiendo órdenes, marchando en medio de la tormenta que lo aleja de su papito y de su mamacita, y viendo congelarse sus sueños también, por ser el otro, el pobre, el carne de patria para hacer patria para seguir por el sendero de las traiciones derritiéndose su pena con la primavera para ganar un sitial de héroe de mentira, condecoraciones de mentira, bandera sobre sus ataúdes y todo por una orden antigua, que le gritaba seguir detrás de la solitaria, la manchada, la avergonzada, que mira a sus hijos desde la altura de su blanco de manos, de su azul de ríos y de su rojo de sangre del pobre, del otro, no de ellos porque ellos gritan más fuerte, y su bota pega más duro y su bandera es la más bonita, más que esa y que esa y mucho más que esa, total si se ensucia se pinta de blanco de nuevo y la mancha no se nota. Mamá, tengo miedo. Me pesa este uniforme, no quiero seguir por este desierto. Estoy solo y mis visiones no me gustan. Veo batallas donde se apuntará al pecho de nosotros mismos, donde en nombre de la misma bandera y de la misma libertad que todos aspiran tener, se cometerán los mismos crímenes que estoy viendo y que he hecho en ésta mi propia guerra. Hermano. Ayúdame, mamá.

Cita 3

Soto

Eh, no, no, para nada, eh, negativo… Son poemas no mas, los escribo en las noches, después de trabajar y correr y marchar todo el día. Es mi único escape. Pensar y pensar para ver si así salgo de esas murallas de ladrillo de las que tanto hay que estar orgulloso… orgulloso de que, ah? Mirando para allá, una vez vi a un viejecito que bajaba del cerro, siempre, casi todos los días, saludaba y pasaba… era constante su pasar por el linde de atrás del regimiento. Nada pensé puh. Después me di cuenta que les traía cosas a los cabros, cosas para divertirse, decían. Parece que lo pasaban bien con esas cosas, como eufóricos, se ponían más violentos, se peleaban, competían, se masturbaban de a grupos y apostaban quien la tenia mas grande, más dura, no sé. Yo miraba, callado, me reía, no me metía, también se reían conmigo, eh… de mi. Yo entendía a la patria como el país donde a uno le toco nacer no más. De repente pensaba que cómo sería haber nacido al otro lado de la cordillera, o en Europa, no sé. Me obligarían a sentirme orgulloso igual? La gente se pondría igual por los partidos de futbol? Le tirarían igual flores cuando pasaran a los ataúdes de los héroes? Se comería tanto y se tomaría trago para las festividades patrias? Se sufriría tanto por triunfos morales, por elecciones de reinas? Se sería tan solidario ante catástrofes naturales, inclemencias climáticas y ante tullidos en sillas de ruedas? Se le rogaría tanto a un dios que nos quiere tanto que nos castiga como padre y nos premia como madre? Se tendría igual de mala memoria para olvidarse de los poetas, de los pobres, de los viejos así como de la sangre que mancha las calles y los ríos y de las balas que marcan las paredes? Se robaría igual, se despreciaría igual, se envidiaría igual, se discriminaría igual? En África nos dirán blancos culiaos? (31-32)

 

2. La posibilidad de futuro

Cita 1

Duarte

Cuando llovía en mi casa, llovía tanto, tanto, era tan tupido que era como si se oscurecía más temprano. Y ahí nosotros sabíamos que mi padre iba a llegar con algo: en tardes de invierno como esa, él nos traía mote de maíz que nosotros comíamos calientito con aceite. Nos decía que ese era un manjar difícil de conseguir, y que tenía que estar lloviendo a chuzo para que el señor que lo vendía saliera. Decía que ese señor nunca se aparecía con buen tiempo, ni siquiera con neblina, sino solo con lluvia. En las noches lluviosas como esa, después de comer maíz hasta quedar hinchado de tanto, nuestro padre nos acostaba y arropaba, y nos mandaba quedarnos dormidos altiro. Pero nosotros sabíamos que faltaba algo para cerrar ese ritual de invierno: escuchar, después de las ocho de la noche, en los campos, la voz de ese hombre que vendía el mote de maíz por los caminos y luchando porque su voz le ganara al estruendo del trueno y del chapuzón, y que las dueñas escucharan su grito de venta. Esperábamos que nuestro padre apagara la vela del corredor, y asomábamos nuestras cabezas por entre las colchas y las frazadas, y escuchábamos después de un rato de silenciosa espera: mote’e meeeeeeeeeeeeeei, pelao el mei, caleeeeentitooooo… Era escuchar la voz del misterio, era imaginarse al viejo de abrigo grueso y de canasto vaporoso de maíz caliente. Era escuchar su voz ronca, cálida y seca, a pesar de lo mojado de las pozas y del ruido de los canales que pasaban llenos de agua camino al bajo. Mote’e meeeeeeeeeeeeeei, pelao el mei, caleeeeentitooooo… Siempre en esas noches, siempre una voz de paso, de caminante solo. Ya más grandes, igual comíamos el mote con ganas, pero ya la voz era interrumpida por otros pensamientos, por otros sueños.

Mi primera semana durmiendo en el regimiento, antes de embarcarnos para acá, toco de invierno crudo. Yo esperaba el sol que se supone siempre esta alumbrando y calentando al norte, y mientras soñaba con eso me tocaba la guardia… me tocaba no más. Y una de esas noches, con harta lluvia, entre la sonajera de techos y el viento haciendo boche entre los álamos, escucho la voz del viejo del maíz: era la misma, era la misma cantinela de los campos, cuando desobedecíamos para esperar escucharlo, y pensarlo, y… Me entro felicidad de mocoso cuando lo escuche. Su voz recorría la lluvia por las calles del pueblo. Estaba en eso, y me llega la orden del patio: Duarte, bájate y anda a comprarle mote al hombre, pa darle a mi mayor que se le antoja. Ya poh, una orden es una orden. Salgo, empapado, y recorro un poco hasta encontrar la voz. Párese hombre, le digo lo mas militar que pude, cuánto vale la porción. Se gira, le iba a ver el rostro al viejo, al del campo, al del mote. Qué bien te vez de uniforme, me dijo. Era mi padre, hermano. Era mi viejito. No sé si lloré o si el viento me había volado el quepí, por que sentí que se me mojaba la cara entera. Era mi padre. El salía por los caminos a mojarse para alimentar los sueños de inviernos de todos los mocosos del campo y del pueblo. Era él, que no solo se despedazaba el lomo de sol a sol, solo trabajando la tierra, sino que además salía a mojarse hasta el alma para mejorar el sustento de sus críos y de su señora. Era él, que después en la mañana el mismo nos llevaba la leche caliente y el pan amasado a la cama, y un abrazo y un beso a cada uno. Era él, el mismo al que casi se le destroza el alma cuando mi hermano le dijo que se iba a la guerra. El mismo que consoló a esa pobre mujer que veía como su hijo mayor salía de la tierra fértil a secarse al desierto. Era él, mi padre, el viejo Duarte, el que me porfió hasta el final mi decisión de venir a morir acá. Promete algo, me dijo, pasándome el mote de maíz envuelto en paños que lo mantenían caliente. Prométeme que vas a ser un hombre, y que las cosas que hagas las vas a hacer como un hombre. Y no llore. Vaya a buscar a su hermano y vuelvan los dos con su madre.

A veces entre grito y grito, y entre visión y visión donde creo encontrar a mi hermano, escucho su voz, mi papacito… (9-11)

 

3. Crisis de la autoridad y corrupción del poder

Cita 1

Duarte

Pero yo no quería esto. Ahora parece que soy un desertor, un cobarde. Arrastre en esto a mi cumpita. No comprendo la orden de matar. No comprendo hasta donde debo llegar por seguir una orden.

 

La señora

Usted es un soldado de la patria, hombre. Parece derecho.

 

Duarte

Pero me hice soldado siguiendo a mi hermano…

 

La señora

Ah, bueno, mucho vinieron siguiendo a un familiar, por tener trabajito, por tener un sueldo, por arrancarse de sus casas, no sé, pero cuando llegan acá, son soldados que tienen que cumplir órdenes no mas, y avanzar, y defender, y obedecer. Usted es chileno y ese es su deber.

 

Duarte

Pero si yo podría ser cualquiera. Yo podría estar parado allá y seria de los de allá. Me corro un poco más y podría ser de los de allá. Cuál es la diferencia…

La señora

La diferencia es saber donde está parado ahora. Esta tierra que usted pisa es la que debe defender. Usted quiere encontrar a su hermano, verdad?, quiere volver a su casa donde su mamacita, cierto?, quiere que lo que pasó se olvide y quede rebotando en el desierto, verdad? Primero, me agarra su fusil y se va a matar a su enemigo a la frontera, y si puede solito la va corriendo más y más allá hasta donde se haga más grande y más fuerte, más norte, si es tierra de fuertes esta… Esto va a ser así, y no se me ponga llorón, que lo acuso.

Duarte

Qué me dio, señora…

 

La señora

Algo para que veai mejor, más lejos…

 

Duarte

Yo no soy un asesino…

 

La señora

Si claro, todos han dicho eso. Me vas a decir ahora también que no eres traidor, que no robaste, que no violaste, angelito de dios, héroe del estandarte?

 

Duarte

Lo único que hice fué…

 

La señora

Tranquilo, tomate un minuto para ordenarte. Ahora que es lo que crees que yo puedo hacer por ti.

 

Duarte

Decirme qué es lo que hago acá.

 

La señora

Buscar a tu hermano, que tú mismo no me lo dijiste?

 

Duarte

Sí, pero de verdad, donde estoy, que es lo que tengo que hacer acá…

 

La señora

Ay, yo los trato de curar pero se transforman en algo más, quieren saber más…

 

Duarte

Curar a quien…

 

La señora

A los inocentes que estoy usando para parar la culpa. Mira bien, oye bien…

 

Duarte

Pero son unos niños…

 

La señora

Igual que tú, pero ellos tienen un severo daño en sus almas. Quisieron de alguna manera matar para matarse. Iban a morir igual, y “la patria” fue el camino que escogieron, o con el que se toparon… Y tienen al mismo tiempo un don… yo lo llamo un don, pero si tu quieres puedes llamarlo un chiste cósmico… ellos se levantan en la noche, se esconden detrás de la puerta, gritan, rasguñan las paredes, porque cuando estos niños cierran sus ojos en la noche sueñan con asesinato, con crimen, una y otra vez, uno después de otro, y otro, y otro. Sueñan la guerra. Nunca ningún general, nadie nunca pensó que los sueños de estos chiquititos se convertirían en realidad, en historia, en páginas de textos que se pasan en la sala de clases y que se responden con alternativas, nunca…

 

Duarte

Están muertos también?

 

La señora

Que eso no te importe. La historia es perfecta ahora, no? Tenemos héroes para rato.

 

Duarte

Yo no voy a ser un héroe, yo no voy a matar a nadie…

 

La señora

Ya tienes estrellas en tu pechera, no lo puedes evitar.

 

Duarte

No si me saco este uniforme.

 

La señora

Puedes sacarte algo que está tatuado en tu piel, que está marcado en tu “idiosincrasia”? Lame botas, chupa sables, llámalos como quieras, pero ahí van a estar, ahí los van a llamar, ahí van a estar las señoras golpeando los portones, y los viejos cagados de miedo pidiendo su intervención. Mira para adelante… En cuantos años más crees tú… en cuantos… (19-22)

Cita 2

Cortez

Claro, vigilar. De cualquier parte puede salir un marxista. De cualquier parte un vende patria te pega un tiro y esconde la mano. Mano firme con ellos, que no tirite el mentón, apoyada la culata en el hombro y a darle por el culo. Si con una metralleta en la raja todo Chile trabaja. Ya están en huelga los hueones, parados los flojos, sacando la vuelta los lesos, desordenándose los paisas. Habrase visto. Tanta sangre derramada por la patria para que vengan estos a vendérsela a los rojos, mierdas, come guaguas. Con la guitarra te voy a dar por la raja, barbón de mierda, los viera mi padre, los mandaría derechito a cortarse los pelos, pulguientos, eso son, esto se merecen, déjenme a mí, pásenme la pañoleta roja que me la pongo en el pecho y disparo al que se resista. Denle duros los aviones, limpien bien la casa, despejen el cielo y dejen bien azul al lado del rojo y del blanco. Quien me manda a esta población, llena de rotos, yo debería estar en el centro, acarreando prisioneros, mirando a mi general a caballo, limpiando el corazón de la sangre cochina de estos, mal nacidos, mala raza, ateos, vigilando las calles en el toque, que a nadie se le ocurra salir que te ajusticio ahí mismo sin juicio, limpieza profunda, se acabo la noche, mañana a trabajar, ahora hay de todo en el almacén señora, hay pollos y harina y conservas y verdura fresquita que traen los camiones de Maipú al centro, mamita, que si estuviera viva usted nos haría jugo de naranja en las mañanas de franco, y ensaladas al almuerzo, que tanto que se sacrifico usted pa criarnos a nosotros, tanto que le gusto que yo quisiera hacer el servicio, escucha esto mierda, porque el deber más sagrado es el de defender el país donde se ha nacido, y fueron estos mierdas que me la quitaron, hijos de puta, trabajando en la casa de sus patrones cayo por defender lo que era de ellos, lo que también era de ella, su trabajo, vinieron esos a quitarle las tierras al patrón, vinieron a usurpar lo que ellos habían heredado y habrían de heredar, pero sepan que esta es su patria, esta es su tierra donde progresar, y los que quieran quererla que lo hagan, los que no hagan fila pa pasarlos por las armas que del cielo les va a caer la muerte. (29-30)

Cita 3

Arlegui

Viejo, papá, sácame de acá, prefiero ir a la cárcel, me da lo mismo, pago para que me protejan, no me van a tocar, que me importa, pendeja asquerosa, ella se me insinuó, papá, no me obligues por lo que hice a jurarle a un pedazo de tela que no me interesa, no tengo tu amor por la patria, no quiero seguir un ideal que no comprendo, no me pertenece, no me interesa rezarle a mi biografía y honrar a esta eterna herencia familiar, quién es el criminal, a ver, quién uso la fuerza, quién nunca ha aplicado el sentido común, quién ha sido ciego, quién…  Si, violé, pero acaso tu no, acaso tu nunca, acuérdate de los asados curado como raja y contando tus medallas en el cumplimiento del deber, seguro que esas te lo pidieron, métemelo soldado, dame hasta acabar yegua encima de ti, dámelo por la patria, un hijo para Chile, hagamos una casta de capitanes, yo no le vendé los ojos a mi rota, yo no le metí ratones en el hoyo, yo no le maté al marido para dejarla sola, ella me amó, mi culpa fue no entenderla, no sentir su amor vulgar, su entrega puta para mí, no, esa puede ser mi culpa, después la muerte pierde sentido, el crimen se posa liviano, sin remordimientos, una muerte que limpia, lava y frota suave. Tu crimen es maldito, te apuntan en la calle, te empujan los que degollaste, te escupen las mujeres que poseíste, te rechazan en tus propios círculos, tu familia te evita, tu mujer te resiste, qué…? Que mi madre qué? Cuando? Cómo? Detenida, ah… extremista, si… La salvaste, la sacaste, ah… de la muerte, si, mmmmm. En el campo, ah, el tío Eduardo, la tía Ana, si, si me acuerdo, mis primos, o sea no, ya no, y mis hermanos? Ah, claro, no. Claro. Sí, me imagino, una época difícil, el país estaba en peligro, ideologías foráneas, el orden, la democracia, la libertad, la que? Ah, la bandera. Mucho, me imagino. Entonces era verdad eso del varón que lleva tu nombre, tu hombrecito, el capitán del regimiento, era verdad eso de que era especial para ti, claro, diferente, ahí está, por eso no me gusta esto, por eso, debo tener un germen de lo malo, debo tener un anticuerpo por la sangre diferente. Es menos roja mi sangre, papá? Por lo menos está claro que de ti saque lo criminal. (36-37)

 

Sin ser un eje temático, la obra recurre a lo sobrenatural como un recurso de la ficción, donde conviven en un mismo tiempo/espacio distintos personajes, acompañados por una suerte de mediadora espiritual, encarnada en La señora.

 

 

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